viernes, 6 de julio de 2012

De los días de películas y las parejas empalagosas


Ayer me levanté un poco trasnochada por el pequeño viernes atravesado, que aproveché al máximo saciando un poco mis ganas perennes de bailar, fue tempranero, pero igual no acostumbro amanecer, así que para mí, esa fue una rumba larga y más que suficiente.
No sé por qué, pero apenas abrí los ojos me dije a mi misma: hoy debería ser un día de películas. La amiga que se había quedado en mi casa abrió los ojos y le dije: Oye ¿tu has visto 500 days with summer? ¿Vírgenes suicidas? ¿Scott Pilgrim vs the World? ¿no? Veremos algunas ¿ok? Ella sonrió como quien se resigna a un destino inevitable, sin desayunar salí corriendo a mi cuarto y busqué mi caja de pelis, comencé a tirarlas en la cama y decidí que despertar con Zooey Deschanel y Joseph Gordon-Levitt no sería mala idea e inmediatamente la coloqué, emocionada, recordando en mi mente todo el cuento amoroso, maldiciendo y amando a Summer, mordiéndome la lengua para no emitir comentarios que pudieran darle pistas a mi amiga del terrible desenlace de una relación como esa.
Luego de ver la peli completa, comer arepas con queso y seguir con una de las piezas más bonitas de Sofía Coppola, mi amiga logró escabullirse con un “me tengo que ir” cuando iba a poner la tercera película. La dejé irse, con la promesa de volver un día a ver otras que anoté en una lista cuando se fue.
Enseguida llamé a otro amigo, tenía ganas de más cine, le dije que por qué no veíamos Piedra, papel o tijera, que por cierto me gustó muchísimo. Más allá del sexo, las tetas a juro y las groserías, me pareció que habían actuaciones maravillosas, la música de Famasloop estuvo magnífica- no puedo esperar a que salga el soundtrack- y la fotografía y calidad de imagen hace que salgas entre paranóico y complacido porque no perdiste tu dinero y hay cierto orgullo nacional que se hincha por dentro.
Cuando entramos al centro comercial, aún a tiempo para la película, vi a una pareja besándose en las escaleras eléctricas del centro comercial, seguí subiendo sin antes pensar “ayy el amor” con un tono de ironía en mi cabeza, diciéndome que ellos son futuros ex y que pronto acabaría, me sonreí sin decir nada, porque era muy fatalista y en el fondo envidioso de mi parte.
Seguí subiendo para finalmente llegar a las salas, dos parejas más venían bajando, dándose cariñito y besándose, me causó risa, yo siempre he dicho que esos trayectos en las escaleras mecánicas son para besarse, pero esta vez exterioricé, con un poco de miedo a ser juzgada por mi amigo: ¿sabes? Cuando no tengo novio o estoy despechada, ver esas parejas me da como rabia, me provoca gritarles como Tom de 500 days with summer “BÚSQUENSE UN CUARTO, EN SERIO,” y seguir caminando indignada por esas personas que desconsideradamente muestran su edulcorado amor que a nadie le interesa ver. Mi amigo se rió, un poco incómodo evidentemente y yo seguí hacia el baño, segura de que tengo mucha razón, que todos deberíamos ser más discretos, aunque toda la situación (muy de la película que me había influenciado desde la mañana) me parezca una payasada, una malcriadez.  
Cuando salí del baño, ya en la cola de las cotufas le dije: oye ¿tú no has visto 500 days with summer? Ante su respuesta negativa parecía que todo comenzara de nuevo… quedé en prestársela para poder unirlo a mi otra amiga y hacer un maratón de películas. 

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