lunes, 16 de julio de 2012

Sobre la experiencia Mercantil...sí, hay una segunda parte!!!

Resulta que luego del trauma bancario que viví el lunes, no pude detenerme ese mismo día en un cajero, sí, me parecía imposible pararme dos segundos a programarle la clave a la puta tarjeta. A ver, resulta que la niña Naghieli estuvo toda la semana olvidando pasar por el cajero, llega el viernes 13, día de cobro porque el 15 caía domingo, yo estaba desesperada por cobrar, le debo dinero a la gente, tengo antojos que quiero comprar, ese mismo día era la Movida nocturna en Bellas Artes, en conclusión: quería cobrar vale, como todo el mundo. 
Toda mi oficina decide ir al Sambil ese medio día, me dije: "iré con ellos y así programo mi clave en algún cajero Mercantil, no hay problema". Se tardan en decidir qué comer, yo me llevo mi comida, hecha por mi mamá (NO había cobrado, no podía comprar nada con ellos), nos sentamos al fin en una hamburguesería que pusieron en el mismo lugar donde alguna vez existió Yamato Sushi Bar, 49bs el combo, barato, pero aún no había programado mi clave, supuse que me uniría a mi grupo en la compra respectiva de galletas antes de regresar a la oficina. 
Antes de que ellos terminaran de comer, consciente de que era  como un viernes 15 y los cajeros estarían full, me levanté de la mesa y prometiendo que los alcanzaría en un rato fui al primer cajero. La cola era brutal, recordé que había otro, estaba igual de full, pero ya no me quedaban opciones. Luego de esperar TODA mi hora de almuerzo en la colita hermosa, llego y el cajero me dice: "ingrese clave", yo pongo la que se me ocurre, hago una transacción normal y el condenado espera que yo termine todo para decirme "clave inválida", sentía de nuevo la impotencia de la Experiencia Mercantil 1, respiré profundo. Como no me quedaba mucho tiempo subí corriendo al otro Mercantil a preguntarle a una promotora qué pasaba. "¿Cuándo te la dieron?" preguntó, mientras revisaba cosas en su computadora, "El lunes" respondí, "tenías que haberle puesto clave el mismo día", la miré con frustración, ella seguía en su cosa, "Pero, ¿y qué hago?" pregunté chillonamente -con una voz de niña malcriada que tiene una quincena que cobrar para aprovechar las ofertas de Zara- "una limpieza de clave, pero tienes que hacer la colita", diciendo esto la promotora y mi teléfono sonando, era mi jefe, salgo corriendo del banco para contestar, "ya nos vamos" me dice, quiero gritar, camino rápido a la entrada, con cara de niñita regañada les digo a mis compañeros que no pude hacer nada, ellos siguen caminando. 
En fin, luego de varios intentos, resulta que hoy es lunes bancario, no pude beber casi nada el viernes y pues sigo en la ruina, mañana me tocará resolver y si todo sale bien, será un final feliz y no una Experiencia Mercantil 3. 



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