No pretendo comprender la razón por la que las
rupturas nunca son definitivas, ese "no ver más nunca", evitar
dirigirse palabras, está asociado a una mezcla de miedo y reincidencia. No
digo que sea imposible ser amigo de un ex, todo lo contrario, cuando pasa el
tiempo las molestias se olvidan y vuelven a ser dos “casi” extraños, con
recuerdos lejanos, como si se conocieran de otra vida, de vez en cuando saldrán
leves sonrisas de complicidad, pero con una distancia prudente, sin tocarse,
sin sonreír mirándose a los ojos, simplemente es un guiño interno, como si sólo
pasara paralelo al momento real.
Entiendo que en el caso de que se decida olvidar,
vetar de la vida, como si no se tuviera historia, el tiempo pasa lento, todos
los recuerdos se intensifican, aun así, cuando eliges hacerlo, con todo ese
"libre albedrío" del que tanto hablan, existe el sentimiento ambiguo
del querer y no querer. Los que somos reincidentes irremediables hemos tenido
que aguantar el “te lo dije”, el “tú sabes como es, ahora te la calas” o
incluso el “qué poquito te quieres a ti misma”, pero aún así, es una elección
de batallas, puede ser contra uno mismo (para olvidar) o contra el mundo para
volver. Cuando se quiere volver, se vuelve a pesar de la gente, calladito, al
principio con deseos de esconderse, cuidando esa reincidencia como un bebé muy
enfermo, pero luego gritándolo al mundo y aguantando mala cara de familiares y
amigos.
Y es que yo creo firmemente en eso de “es mejor
arrepentirse por hacer que por dejar de hacer” y debe ser por eso que me he
metido tantos golpes con las mismas cuatro piedritas, no soporto andar
preguntándome; ¿qué hubiera pasado si…? Probablemente por eso me arriesgo una y
otra vez, buscando que quede algo, volviendo más veces de las que puedo contar,
dándole confianza a la unión o al recuerdo.
No es una virtud, es un defecto, lo sé, pero la
decisión de estar o no estar es lo único que tengo. El derecho de no saber a
quién querer y probar hasta decidir si me gusta o no, es mío y de nadie más. Nadie
puede impedirme hacerlo y eso, es lo más rico de la reincidencia.
Punto.
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