domingo, 4 de agosto de 2019

Carta de cumpleaños número 30




Cumpleaños atrasado
Hoy busqué entre mis notas un poema que quería recordar y me topé con una carta que escribí el día de mi cumpleaños, cuando cumplí 21 años. Tengo muchos textos, que voy encontrando con el tiempo, pero éste fue un hallazgo especialmente valioso para mí, porque este año cumplí 30. Esta nueva carta escribo con un retraso de casi cuatro meses, tuve la intención de hacerla en su momento, pero creo que me ganó la incertidumbre y la evasión.
Sé que suena cliché pero, los 30 me pegaron durísimo. Me dio una crisis muy obvia: me volví a teñir el pelo de naranja, me hice un tatuaje gigante y colorido en el brazo y me pregunté mil veces qué estaba haciendo con mi vida, si lo que hacía era lo que realmente a lo que me quería dedicar, si era así como me imaginé vivir a los 30. Es complicado. Aunque ya no tengo las mismas ideas de la caraqueña que vino a este país hace 6 años, es inevitable pensar en "el antes" y en lo que vendrá después, los 30 son un punto de inflexión, pero en mi caso, fue una oportunidad para comenzar a reconciliarme con la idea que tengo de mí misma, para aprender a ser más bondadosa conmigo y despedirme de la que fui en el 2013.
Hace poco estaba hablando con mi amiga Ana Salinas, y me pidió que le explicara por qué ahora cada vez que estoy en una situación de incertidumbre digo “si es pa’ mí, será, si no se da, es que no era pa’ mí.
Tuve que pensar unos minutos en cómo podría explicarle mi fe en el universo, no es fácil, mi esfuerzo por dejar que las cosas pasen se confunde siempre con la resignación, pero es que si yo hago todo lo que está en mis manos para que las cosas sucedan y no pasan, creo firmemente en que no tenían que pasarme, y este nuevo mantra tiene mucho sentido para mí.
En un intento de hacerme entender, decidí contarle a mi amiga que la Naghieli de hace unos 7 años nunca se habría imaginado viviendo en Barcelona, cambiando dos veces de carrera profesional y de estado civil, alejada de los olores y sabores de la ciudad de la vio crecer. No, nunca lo habría pensado. Desde pequeña fui control freak, intentando planificar cada detalle, y resulta que las cosas más importantes (y maravillosas) de mi vida, han sucedido incluso antes de que pudiera imaginarlas, proyectarlas o decretarlas ¿Cómo no creer que hay algo que no controlo y que me beneficia siempre de alguna manera? Aun cuando no entiendo qué me pasa o por qué, usualmente es lo que necesito.
Luego de todos estos años y de algunos momentos complicados, me llegó una independencia y entereza que no conocía, la obtuve gradualmente (creo que es lo que podría haber soportado), pero lo cierto es que me vino sin planificación alguna, antes de vivir aquí no había salido de Latinoamérica, no conocía el parque Miró, ni la luz maravillosa de Barcelona.
Hoy, cuatro meses después de llegar a las primeras tres décadas de vida, miro atrás y parece una película, otra vida. Es como si existieran muchas Naghielis y las extraño a todas, a sus amigos de cada momento (en el camino he perdido muchos y he ganado otros tantos), extraño sus formas de ser, sus maneras de querer, de afrontar los retos, de verse a sí mismas.
La que soy hoy nació inexpugnable, sin ser imaginada por nadie (ni siquiera por mí) sólo pasó. Después de tanto camino recorrido, puedo mirarme a ese mismo espejo al que hace 9 años le decía “esto es lo que hay” y decirme: “cada día me gustas más”.
Bien vivido.
Punto.

No hay comentarios:

Video of the Day